Materialistas (2025)

Celine Song se convirtió en una directora a seguir con tan solo una película. Y fue su primera, su ópera prima. Vidas pasadas (2023) fue un auténtico dardo a mi corazón. Cabe decir que llevaba semanas viendo el tráiler, en las previas de las películas que me sentaba a ver en el cine, y su historia me daba cierto tedio. Quizá me daba la errónea sensación de que contaría una relación de amistad amorosa demasiado dulzona o con algunos clichés. Pero me animé a verla después de unos comentarios muy entusiastas de una compañera de butaca. Y me di cuenta de que mis prejuicios me habrían hecho perder una de las mejores películas de ese año.

Song aborda un intenso reencuentro entre dos amigos alejados por el exilio de una forma realista y muy humana. Lo cierto es que me conmueven las historias en torno al “y si”. En este caso, ¿y si nunca nos hubiéramos separado, de niños? ¿Habría nacido el amor? ¿Estaríamos juntos? La imposibilidad de cambiar el pasado te llena de frustración y de cierta nostalgia. Song lo analiza en un drama que tiene, posiblemente, uno de los finales más desgarradores que, literalmente, me dejó sollozando en la butaca.

Así que cuando vi el tráiler de su segunda película marqué la fecha en el calendario. Materialistas no sólo tiene un buen reparto formado por Dakota Johnson, Chris Evans y el hombre del momento, Pedro Pascal, sino que se trata de una comedia romántica. Adoro el género y sigo embelesado por clásicos como Cuando Harry encontró a Sally, Algo para recordar y The Holiday. Me preguntaba cómo sería una película de género bajo el filtro de Song. Y, por supuesto, no es lo que parece.

¿Elegirá Dakota el unicornio?

Lo interesante es que la película tiene todos los elementos que configuran una comedia romántica clásica: un trío amoroso, una celestina, dos bodas, devoción por la belleza, el juego entre el sueño imposible y la realidad y un punto surrealista con un flashback al paleolítico. De hecho, el tráiler (disponible a los pies de este artículo) la vende como tal. Pero, a pesar de ello, el tono de la película es completamente diferente. Song huye de la exageración, en acciones y las interpretaciones de los actores, y del humor grueso que suele regar el género. El realismo y la naturalidad que le imbuyen la convierten en una grata sorpresa. Porque, en realidad, la vida puede ser una comedia romántica pero más como la suya que como las que nos vende Hollywood.

¿O el desastre de su ex?

La película es clara estableciendo la relación de esta celestina, cuyo trabajo es buscar la pareja perfecta de sus clientes, con su caótico ex, con quien se lleva bien pero su miserable vida en Nueva York la aterroriza, y un hombre tan perfecto que le considera un auténtico unicornio. Song nos introduce a personajes obsesionados en lo más efímero de las personas: la edad, la altura, la cuenta corriente, el estatus, etc. Es decir, todo lo materialista, de ahí el título de la película. Y les empuja a centrarse en lo único que verdaderamente importa, en el amor. ¿Ves? El concepto es puramente de comedia romántica. Pero su factura no lo parece y creo que es el éxito de la película de Song.

En mi caso, me costó unos instantes acostumbrarme a ese ritmo. Estamos tan habituados a las convenciones del género que incluso en algunos momentos de revelaciones importantes el resto de espectadores tardaba en reaccionar, si es que mostraban reacción alguna. Creo que esto ilustra el reto de Song, quien, por cierto, está casada con Justin Kuritzkes, guionista habitual de Luca Guadagnino y autor de Queer (2024) y Challengers (2024). No falta talento en su hogar.

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