Wicked (2024)

Advierto que no voy a ser imparcial. Wicked es uno de mis musicales favoritos y lo he visto en Broadway unas cuantas veces. Como muchos de los que vivimos fuera del radio del epicentro de los musicales, sea Nueva York o el West End de Londres, mi primer contacto con este espectáculo fue a través de su banda sonora que descargué, “alegalmente”, tan pronto como salió y empezó a ganar premios. No conocía ni la historia ni los personajes y ni siquiera establecí las conexiones con su referente, El mago de Oz. Pero me engancharon y emocionaron muchas de sus canciones y es algo que, como he aprendido durante mis años cubriendo temas de Broadway, es muy excepcional.

Wicked es, ahora, uno de los musicales más longevos de Broadway desde su estreno en 2003. Con sus más de 20 años cumplidos, la obra ha recibido una adaptación cinematográfica como pocas reciben. Y es que es un género que no gusta a todo el mundo. Fíjate que dos de los más recientes, El color púrpura y Mean Girls, además de pinchar en taquilla, tuvieron una campaña publicitaria donde se ocultaba que se trataban de adaptaciones de musicales. O sea, que muchos se dieron cuenta cuando se sentaron en la butaca y los actores se pusieron a cantar.

Así que destinar unos 150 millones de dólares a una adaptación que viene dividida en dos partes, cada una tan larga como todo el musical entero, me parece una buena inversión acompañada de mucha confianza. Lo cierto es que no defrauda para nada y, al menos para este fan que teclea estas palabras, se trata de una de las mejores adaptaciones que he visto nunca (compartiendo podio con Chicago, Los Miserables y La tienda de los horrores).

Una de sus mejores bazas es tener una pareja protagonista simplemente perfecta. Ariana Grande y Cynthia Erivo despliegan su talento y sorprenden por su registro. Especialmente Grande, cuya voz va mucho más allá de lo estamos acostumbrados a escuchar en sus álbumes. También descubrimos su lado más cómico y tiene algunos de los momentos más divertidos de la película. Probablemente su Glinda se esconda debajo de la fachada de Grande y a mí me costó ver el personaje y tuve la sensación de ver a la cantante haciendo cosas. No me importó. Creo que es exactamente lo que necesitaba la película. En el caso de Erivo, sí logró traer a la vida a Elphaba y la llenó de una humanidad que me emocionó a lo largo de toda la historia.

Ocupar los zapatos de tacón de sus predecesoras no era nada fácil. Kristin Chenoweth e Idina Menzel hicieron icónicos sus personajes y sus canciones. La película les dedica un tierno homenaje haciéndolas actuar en una de las canciones de Emerald City y tienen momentos muy graciosos metiéndose la una con la otra e, incluso, cuando Chenoweth le tapa la boca a Grande para que calle. También encontré simpático que, en esa escena, tuviera un pequeño cameo Stephen Schwartz, el compositor del musical, a quien tuve la oportunidad de entrevistar y a quien dediqué este artículo.

Visualmente, la película es todo lo que podíamos esperar todos los fans. No solo es la manifestación del impacto que nos provocó el musical sino que sabe llevarlo al terreno cinematográfico. Se nota el presupuesto en los decorados y vestuarios. Como decía, es una superproducción bastante única, en este sentido. El mérito es haber encontrado un buen director para completar la mejor visión. Jon M. Chu, no sé si voluntariamente, se ha especializado en el género. Su última adaptación fue En un barrio de Nueva York (un título que empeora el original en inglés, In the Heights). Lo que más recuerdo de esa película es, precisamente, la creatividad a la hora de imaginar algunas de las secuencias de baile. Demostró tener un buen pulso y lo remata en Wicked.

Esta primera parte relata el primer acto del musical y los fans tenemos grabada en el cerebro la escena que acompaña una de sus mejores canciones: Defying Gravity. En los escenarios, Elphaba echa a volar en su escoba casi por arte de magia (o brujería) y la traslación al cine es brillante y consiguió el mismo efecto en mí: pelos de punta y una lamentable llorera.

Tengo dudas sobre si Wicked puede ser una buena introducción al género para un espectador no iniciado pero es, sin duda, una de las mejores adaptaciones de tiempos recientes. Pero es solo la mitad. Tenemos que esperar un año entero para cerrar la historia del mundo de Oz.

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